El cementerio embrujado

 

Luego de una hora y media en auto, llegamos a Ezeiza con mi familia alrededor de las 4 de la mañana y ya estaban en la terminal mis amigos de toda la vida Santiago, Federico y Ramiro. No habían pasado ni 15 minutos y ya estábamos subiendo por la escalera mecánica emocionados y saludando con los brazos a nuestros padres, había comenzado el primer viaje juntos de nuestra vida, lo que no sabíamos es lo que nos esperaba.

16 horas de vuelo mas tarde, aterrizamos en Edimburgo, Escocia, dejamos nuestras valijas en el hotel y partimos hacia nuestra primera excursión. Santi y Fede, habían reservado una guía nocturna por los cementerios más embrujados del lugar. Recuerdo que antes de entrar, nuestro guía turístico nos roció en agua bendita y nos explicó que no debíamos irrumpir en las catacumbas de los difuntos. Obviamente, como todo joven estúpido y creído, no le hicimos caso y cuando nadie nos veía entrabamos, nos sacábamos mil fotos, nos asustábamos entre nosotros y nos reíamos sin cesar.

Sin embargo, cuando la luna estaba en su punto más alto, las risas cesaron y comenzaron a escucharse gritos de varios turistas que se habían quedado leyendo las criptas de un tal Bloody Mackenzie. Cuando llegamos a ayudar encontramos a una pareja alemana golpeada y cortada en varias partes del cuerpo. Tratamos de llamar a la policía, pero no había señal de celular, intentamos dirigirnos a la calle y llamar la atención de alguien, pero las puertas del lugar estaban inexplicablemente cerradas. Pasaban los minutos y cada vez nos poníamos mas nerviosos y asustados, yo particularmente estaba tranquilo porque pensaba que todo era parte del tour y nadie estaba realmente en peligro. El guía, nos explico que la entrada secundaria al cementerio no tenía cerradura y debíamos dirigirnos hacia allí para poder salir, el problema es que se encontraba a un kilómetro de la principal. Con el grupo nos reunimos de valor y cruzamos las tumbas y mausoleos del lugar, con cada paso que dábamos, escuchábamos gritos y sentíamos que alguien nos estaba persiguiendo.

Cuando llegamos a la salida, todos se sintieron aliviados y empezaron a agradecer que la supuesta pesadilla había terminado, pero yo, que no creo en esas cosas, me escabullí y volví a adentrarme solo en el cementerio para demostrar que todo era una actuación. Habré caminado por 5 minutos solo iluminado por la luz de la luna cuando de repente algo me susurra palabras en un idioma que no reconocía y al instante, algo me corta una y otra vez los brazos. Traté de defenderme, pero no lograba golpear nada, en ese momento, sentí un terror inimaginable y comencé a correr como nunca lo había hecho. No sé si fue suerte o aquello que me ataco decidió dejarme ir, pero sea como sea logre llegar a la salida y reencontrarme con mis amigos que ya estaban rodeados de policías y médicos que no entendían lo que se sucedía. Varias semanas después de regresar para Argentina, nos enteramos de que el gobierno de Escocia junto con El Vaticano, luego de nuestro suceso, decidieron cerrar gran parte del cementerio y enviaron tres grupos de sacerdotes que realizaron exorcismos por todo el lugar.

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